Coleccionar cosas es una actividad inherente a los seres humanos. Coleccionamos de todo, desde las cosas más simples hasta las más extravagantes. Yo siempre he coleccionado comics. Primero en papel y luego digitales. Sin pretender obtener alguna ganancia económica. Sólo para disfrutarlas una y otra vez.
Hoy quiero platicar de otra faceta de mi alma colectora: coleccionar tarjetas.
Como antecedente está la natural colección de estampas o cromos. Estas imágenes impresas en papelitos de couche (que más recientemente son autoadheribles) con figuras impresas de personajes de caricaturas del momento. Había de todos los personajes que pasaban por el canal 5: Mazinger Z y los Thundercats, por mencionar un par. Las estampas se pegaban en un álbum con pegamento ordinario. Si se tenía un lápiz adhesivo quedaba muy bonito el álbum, pero si se usaba pegamento blanco líquido el álbum quedaba hecho un chicharrón.
Al pasar a la secundaria ya había dejado el hábito de las estampas y los álbumes, especialmente porque nunca terminé ninguna de las colecciones que inicié. Resultaba muy triste ver esas páginas incompletas.
Un día en mi clase de taller de computación dos de mis compañeros: Alain y Gustavo, estaban intercambiándose unas estampas que nunca había visto. Solo que no eran estampas sino tarjetas. Al frente venía una ilustración de un personaje de comics, y al reverso tenía un diseño con texto en inglés, que resultó ser información sobre el personaje que estaba al frente. Tenían además una carpeta con micas de plástico en donde iban colocando sus tarjetas. Eso resultó novedoso para mi. No había que llenar hojas con números predefinidos. Ni siquiera debías ponerlas en orden. Quedé enganchado. La cosa era averiguar donde comprar estas tarjetas y hacerme de todas las que pudiera.
Estás tarjetas no eran hechas en México, así que la primera suposición era que resultaría un pasatiempo caro. Para mi sorpresa no lo fue. En el mercado de Martínez de la Torre, en un puesto que vende dulces (y que sigue ahí) hacia la calle de Zarco fue donde las encontré. Vendían de varias temáticas: basquetbol, rockeros, béisbol, cómics entre otras cosas. La colección que elegí fue la de Marvel Universe III 1992. Fueron esas las tarjetas que me cautivaron y me iniciaron no sólo en la colección de tarjetas, también me llevaron a coleccionar cómics.
Antes de eso, yo no compraba cómics de manera regular. Algunos Archis de vez en cuando tal vez. Leí Karmatron unos treinta números y algunas otras cosas no relacionadas con los tradicionales súper héroes. Coincidió la aparición de estas tarjetas con la publicación de La muerte de Superman en México para que se encendiera esa chispa en mi.
Recuerdo que cada sobre de las Marvel Universe III costaba 5 pesos (que probablemente sería como 20 pesos de ahora tal vez) y contenía 12 tarjetas. Esa era una buena cantidad de tarjetas. La colección tenía 200 y 5 hologramas, que eran las tarjetas más difíciles.
La colección tenía una gran cantidad de ilustraciones divididas en categorías que eran: superhéroes, team ups (colaboraciones entre héroes), villanos, novatos, equipos, orígenes , seres cósmicos, historias relevantes y guerras. Cada tarjeta tenía al frente una ilustración del personaje o situación y al reverso venía una sinópsis de lo que había al frente. En el caso de los personajes venía información como los nombres reales, el grupo de filiación (si aplicaba) y la edición de la primera aparición. Tambien una cita del personaje y la edición de donde fue tomada.
Una muy buena organización para iniciar a un nuevo fan como lo era yo en el mundo marvel.
Las ilustraciones estaban a cargo de los artistas que estaban dentro de la editorial. Se puede observar una gran cantidad de estilos en toda la colección. Más tarde supe que esos dibujos son hechos en papel más chico que el que normalmente usan para las páginas de los comics. Qué tan chico, en realidad no lo sé. Pero es atractivo porque también se nota el talento y la capacidad de estos dibujantes para lograr encuadrar un personaje, equipo o escena en un cuadro pequeño. Algo que yo rara vez he logrado hacer.
Una de las cosas que vienen con coleccionar tarjetas o estampas es nunca saber qué te va a tocar (como diría la mamá de Forrest Gump) y entre esos sobres está escrito que eventualmente te irán saliendo tarjetas repetidas, y entre más tarjetas tengas, más repetidas saldrán. Hay que vivir con eso, pero eso ayuda a otra parte que también es divertida, intercambiar esas tarjetas repetidas con los amigos y hacer negociaciones para obtener esas que no nos han salido por más sobres que compremos.
También hay las tarjetas difíciles. Que seguramente vienen en un tiraje limitado (lo que significa que no todas las colecciones se lograrán completar). En esta colección, de acuerdo a mi experiencia, la tarjeta difícil fue la de Wolverine. Nunca supe de alguien que la tuviera y yo tampoco la tuve. Jamás. También estaban los 5 hologramas. Yo tuve la suerte de que me salieran 2, pero fue el mismo holograma: Venom. Ese holograma lo intercambié con mi amigo Gustavo Benjamín por 10 tarjetas que no tenía. Me pareció un buen trato.
No recuerdo cuánto tiempo estuve coleccionando esa serie. Probablemente hasta que dejó de salir. Al final me faltaron varias tarjetas que puede hallar años después en un puesto en el tianguis de la Ciudadela. Me vendían cada tarjeta en un peso. Prácticamente pude obtener todo lo que me faltaba con excepción de tres tarjetas y cuatro hologramas que fueron:
37. Wolverine
77. Wolverine / Cable
164. Origin of Wolverine
H1. Hulk
H2. Thing
H3. Wolverine
H5. Ghost Rider
Esto confirma que Wolverine era el personaje de moda entonces y ahora. Si alguien quisiera hacerme muy feliz bien podría conseguir estas tarjetas y hacérmelas llegar algún día. Nunca se sabe.
De Marvel Universe hubo un par de series más, o al menos esas fueron las que llegaron a México. Pero ya no me enganché con ellas. Tenían nuevos dibujantes ,muchos de los que ya conocía. Compré algunos sobres y tengo varias tarjetas de esas, pero ya estaba yo mucho más enganchado con los cómics. Y si algo es cierto, en este mundo de los geeks, es que no hay dinero que alcance para comprar todas las cosas que quisiéramos coleccionar.
Mi amigo Arturo se enganchó un poco después que yo en las tarjetas y el logró completar (o al menos eso creo) la serie Marvel Universe V de 1994 y la serie Marvel Masterpieces. La Marvel V se parecía un poco a la Marvel III pero ya había muchos avances en cuanto al diseño de las tarjetas. La Masterpieces tenía otro estilo de ilustración que estaba más separado de los cómics tradicionales y más cercano a las artes plásticas. Arturo tenía tantas tarjetas repetidas que yo me vi beneficiado pues me regaló muchísimas de estas tarjetas. La mayoría de Spider-man y de los X-Men.
Mi amigo y yo siempre recordamos un incidente curioso: Un día compré un sobre de la Marvel V, de hecho fue el único sobre que compré en la vida de esa serie. Tuve la suerte de que me aparecieran tres tarjetas especiales: un holograma lenticular de Spider-man (Arturo nunca tuvo un holograma de esa colección) una tarjeta de acetato con fondo transparente que le doné y una llamada Power blast de Gambit que era una tarjeta metalizada. Así es la fortuna: él que compró sobres y sobres y más sobres nunca tuvo un holograma y yo, con un solo sobre en la vida y me salieron tres tarjetas especiales. Nunca más compre más sobres de Marvel V.
No comments:
Post a Comment