Los días anteriores han sido días en verdad gratificantes. Han sido días de trabajo, de reflexión. Días de ver cómo es que las cosas que valen la pena florecen gracias al alimento del trabajo y la perseverancia.
En las últimas horas, he visto cómo el trabajo de más de un año, 14 meses en realidad, finalmente ha terminado de gestarse. Hay proyectos que toman mucho más tiempo para ver la luz y estoy seguro que he de participar en muchos de esos.
En esta nueva faceta de mi vida, la de ilustrador, he encontrado un pequeño pedazo de cielo del cual nunca me podré desprender. Gracias mi hermano, por la oportunidad de ayudarme a encontrarlo. Y a quienes estuvieron en el camino de esta aventura, gracias también.
No se pierdan pròximamente la gran epopeya de Casio Pesio Alberto de la Cruz y del Moral... sir Rimbombante para los cuates. Sólo en librerías
